Ahora de grande entiendo las cosas,
entiendo la vida;
quizás porque ahora sí vivo como yo.
Como Manuela.
Porque ya no quiero cambiarme de nombre,
porque ya no me cambian los pañales,
porque ya no hay quién me cambie las sábanas.
Porque ya no hay quién me cambie.
Porque ya no soy ese redondel blanco en el cielo,
sino que el aujero negro.
La inmensidad.
martes, 31 de agosto de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
sábado, 14 de agosto de 2010
lunes, 9 de agosto de 2010
Haceme
No me ocultes,
no me mientas.
Ocupame,
no me mientas.
No me abraces,
alejate.
Escuchate,
no te escapes.
No me pidas que te mire,
tengo los ojos cerrados.
Mirame,
no me mires.
No me lleves,
no me dejes.
No me quieras,
andate,
no te vuelvas
a mirarme.
No me quieras.
Haceme
no me mientas.
Ocupame,
no me mientas.
No me abraces,
alejate.
Escuchate,
no te escapes.
No me pidas que te mire,
tengo los ojos cerrados.
Mirame,
no me mires.
No me lleves,
no me dejes.
No me quieras,
andate,
no te vuelvas
a mirarme.
No me quieras.
Haceme
Hecha abrazo
Viniste a mi hecha abrazo;
eras fuerza,
eras hierro,
eras calor,
eras miedo.
Te hiciste humo al despertar.
Ya no estas,
nunca estuviste.
Ya te vas,
te confundiste.
Ya volas
eras fuerza,
eras hierro,
eras calor,
eras miedo.
Te hiciste humo al despertar.
Ya no estas,
nunca estuviste.
Ya te vas,
te confundiste.
Ya volas
Con vos
Me olvido de tu voz,
corro,
me estrello;
me esrtello contra vos.
Salto al vacío
y abajo estás,
sos mi colchón.
Ruedo sobre tu sonrisa
que me pincha.
Tus pupilas me atraviesan.
Me olvido,
corro,
salto,
caigo,
ruedo,
ruedo con vos.
corro,
me estrello;
me esrtello contra vos.
Salto al vacío
y abajo estás,
sos mi colchón.
Ruedo sobre tu sonrisa
que me pincha.
Tus pupilas me atraviesan.
Me olvido,
corro,
salto,
caigo,
ruedo,
ruedo con vos.
Muerte Carmesí
Oxidada y olvidada
Tenía ganas de sacarse todos esos miedos, esos tabues. Sacarse ese temor de manejar; manejar su vida y ese coche. Agarrar el fusca y hacer km por la ruta, hacia el Norte; su Sur. Hacer km sola, atravesando heladas y vacas; ver la luz mala, lunas llenas, noches negras. Los cuervos esperando, esperndola. Agarrar ese fusquita que sus padres tenian cuando ella era apenas una pequeña niña, ese fusquita que vio partir en partes, llevado por un caballo y su carro.
Agarrar esa chatarra amarilla y oxidada por los años y el olvido; sentarse al volante y solo ver el horizonte delineado por lineas amarillas y curvas; manejar km hasta llegar a Guichón ese pueblo que no conocía hasta ayer.
Pero el fusca, el fusca es ella.
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