lunes, 9 de agosto de 2010

Oxidada y olvidada


Tenía ganas de sacarse todos esos miedos, esos tabues. Sacarse ese temor de manejar; manejar su vida y ese coche. Agarrar el fusca y hacer km por la ruta, hacia el Norte; su Sur. Hacer km sola, atravesando heladas y vacas; ver la luz mala, lunas llenas, noches negras. Los cuervos esperando, esperndola. Agarrar ese fusquita que sus padres tenian cuando ella era apenas una pequeña niña, ese fusquita que vio partir en partes, llevado por un caballo y su carro.
Agarrar esa chatarra amarilla y oxidada por los años y el olvido; sentarse al volante y solo ver el horizonte delineado por lineas amarillas y curvas; manejar km hasta llegar a Guichón ese pueblo que no conocía hasta ayer.
Pero el fusca, el fusca es ella.

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